La cultura y sobre todo el sincretismo que perdura entre la población mexicana cuando de rendir homenaje a sus muertos se trata, perdura desde tiempos ancestrales y se mantiene gracias a qué generación tras generación mantenemos ese legado que es una mezcla entre nuestros antepasados indígenas y las costumbres que llegaron con el catolicismo gracias a los españoles.
El día de muertos representa entonces esa necesidad de mantener vivo el legado de quienes se adelantaron en el camino, pero permanecen en nuestros corazones e incluso en nuestro rostro si es que son familiares directos, y que mejor manera de recibirlos y honrarlos que con un merecido altar de muertos y una ofrenda que contenga todos aquellos elementos que le dan vida a nuestros seres queridos, aunque sepamos sus ya no están con nosotros.
De acuerdo con las tradiciones, nuestros muertos llegan desde el 28 de octubre, de hecho, otros de nuestros seres amados en vida, las mascotas llegan los días 27, desde ese día comienza el recorrido de las almas de los difuntos desde el Mictlán o del paraíso (dependiendo la cultura) al mundo de los vivos y permanecen por varios días, hasta que el 2 de noviembre y una vez que pasó la celebración, regresan a descansar otro año más al lugar de los muertos.
Y es un hecho que en los últimos años la colocación de la ofrenda en casa, se adelanta cada día más, pero en estricto sentido, comienza el día 1 en los primeros minutos para recibir a las almas más pequeñas y el día 2 en los primeros minutos se reciben a los adultos.
¿A qué hora regresan al Mictlán las almas?
En estos dos días se llevan a cabo todos los rituales para ofrendar a los muertos la celebración de la vida por parte de sus seres queridos con veladoras, flores de cempasúchil, comida, sal, agua, pan de muerto, vino, cerveza o pulque, dependiendo que le gustaba a la persona y desde luego, las fotografías de quienes pasaron a mejor vida y vienen a visitarnos.
Sin embargo, todo lo que inicia tiene que terminar, igual que la vida misma, por ello a partir del 3 de noviembre en los primeros minutos (00:00 horas), cuando las almas de nuestros seres queridos se retiran para volver a su morada eterna, nos toca a nosotros recoger la ofrenda por este año y esperar hasta el siguiente.
Según la tradición familiar, los alimentos y la fruta, así como las bebidas, pierden su sabor, porque los visitantes se lo han quitado, por ello, la comida se desecha (a menos que esté en buen estado) y la fruta se puede comer, pero sabrá diferente, al igual que las bebidas.
Mientras que las flores se llevan al panteón para depositarlas en la tumba de quienes nos visitaron un par de días antes, el rito se lleva a cabo en familia y suele terminar con rezos y cantos para celebrar el regreso de nuestros familiares a su lugar de descanso.