El 12 de diciembre, millones de fieles católicos celebran a la Virgen de Guadalupe, 491 años desde su aparición de acuerdo con la iglesia católica, ritual que congrega a millones de personas y a peregrinos de todas partes del país que recorren miles de kilómetros desde sus lugares de origen hasta la Basílica de Guadalupe.
Sin embargo, el 12 de diciembre también abre la puerta para los festejos navideños, las posadas, las fiestas en la oficina, los regalos, las rifas, las reuniones familiares y desde luego la comilona y las bebidas “espirituosas”, lo que usualmente conocemos como el maratón Guadalupe-Reyes, que se extiende desde diciembre hasta el mes de enero del año nuevo.
La tradición marca que a partir del 12 de diciembre, en que se celebra a la Virgen de Guadalupe, y hasta el 6 de enero, Día de los Santos Reyes, las celebraciones serán constantes, entre posadas, cena de Nochebuena, Navidad, Año Nuevo y la tradicional rosca de Reyes; celebraciones aderezadas por comida y bebida, lo que prácticamente le confiere el reto de un maratón, ya que no cualquiera llega “entero” hasta la celebración de los Santos Reyes.
La iglesia se manifiesta
La idea se volvió muy popular entre los mexicanos, ya que año con año nos preparamos para vivir las fiestas en compañía de nuestros familiares y amigos, con quienes no nos vemos a lo largo del año y las fiestas navideñas son una buena razón para reafirmar lazos de amistad.
Sin embargo, es un hecho que este famoso maratón también es sinónimo de excesos, e incluso algunos lo toman más allá de esas fechas y lo alargan hasta los tamales del día 2 de febrero, en que se festeja el Día de la Candelaria y con ello el cierre de las festividades católicas relacionadas con la navidad.
Y otros más les agrada cambiar el “orden” y en lugar de ser Guadalupe-Reyes, lo modifican por el Reyes-Guadalupe.
Por esa razón, la propia Iglesia Católica ha pedido a través de su publicación oficial, el semanario “Desde la fe”, que los feligreses se controlen para que no haya abusos en el alcohol, la comida y los excesos y no aprovechar las celebraciones navideñas para excederse o violentar las reuniones familiares o entre amigos.
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